ELSEÑOR TE HABRÁ DICHO:
"VEN, BENDITA DE MI PADRE Y PASA AL BANQUETE DE MI SEÑOR..."
Estas palabras de Jesús nos alientan y nos animan a la esperanza, ya que la muerte no es el último capítulo de la existencia, sino el inicio de una Vida Nueva.
Esto es lo que creemos y es lo que celebramos, con la seguridad de que nuestra Hermana Sor Josefa ya está gozando plenamente del Amor Infinito de Dios.
Ella vivió con gran alegría y audacia su vocación, su entrega incondicional a los Pobres. Primero en la Institución Provincial Gaditana, donde llegó en 1947 desde el Seminario. Éste fue su primer y único destino. Allí ejerció como profesora hasta su jubilación con los alumnos, pasando de inmediato a transformar su servicio en visitar a los ancianos y enfermos en sus casas, llevándoles el consuelo y la esperanza de Dios Padre y Madre que no se olvida de ninguna de sus criaturas. Les escuchaba con devoción e intentaba aliviarles en su enfermedad y suavizarles sus sufrimientos. Fue una mujer de una fe recia y así la transmitía a todos los que encontraba a su paso.